Las Mujeres Facturan… ¿Con desventaja?

Los recientes datos de la encuesta Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares (ENIGH) han sido ya materia de diversos análisis sobre la mejora en los ingresos de los mexicanos en donde en general, es difícil regatear al gobierno dicho mérito (dejando aparte la polémica sobre los ingresos por transferencias públicas que dan para otro análisis). En concreto hoy, los mexicanos y las mexicanas tienen mejores ingresos con la cuarta transformación.

Pero hay un ángulo interesante que nos parece, poco abordado a partir de la citada encuesta bianual y es el relativo a un síntoma, del mercado laboral mexicano, nos referimos a la penalización en el trabajo remunerado de la mujer y su maternidad; ante un problema tan persistente como éste, quizá habremos de pensar que hay algún error de planteamiento; van algunos datos interesantes:

El ingreso monetario promedio mensual de los hombres es cuatro mil pesos mayor al de mujeres; en otras palabras, las mujeres tienen un ingreso monetario mensual 52% menor que el de los hombres.

Segundo dato: la maternidad incide en el ingreso monetario femenino; al principio para bien conforme llegan más hijos empeora. Este comportamiento estadístico invita a muchas lecturas y reflexiones: según la ENIGH una mujer que tiene un hijo recibe un mejor ingreso que la que no tiene hijos; la madre con un solo hijo recibe un ingreso mensual de $9,342 pesos contra 8,619 de la mujer sin hijos, pero a partir del segundo hijo el ingreso inicia con un descenso del 5% y si llega a cuatro hijos… ¡percibirá un ingreso mensual 40% inferior que si no tuviera descendencia!

Tercer dato; los hombres con dos hijos (dos hijos es la media nacional) son lo que en promedio perciben mayor ingreso monetario con casi 16 mil pesos mensuales.

Es una tentación casi irresistible, correr a lugares comunes cuando estos tres datos se evalúan de forma superficial, refugiándonos en la discriminación laboral para explicar la brecha salarial entre hombres y mujeres; sin embargo, el problema viene de otra parte y hay tres razones un poco más profundas para orientarnos en porque ellas, aunque facturan, lo hacen en menor cantidad: las mujeres son más en los empleos peor pagados, trabajan menos horas y tienen menos continuidad en la carrera profesional.

Fotos: ONU, Elaboración Propia

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