El eterno dilema entre tecnología y empleo; los que se necesitan… ¡son empleos formales de calidad!

Para todos es claro que los cambios tecnológicos acarrean cambios drásticos, incluso en el mercado laboral mexicano, caracterizado por su precariedad e informalidad; estos cambios superan en ocasiones la capacidad de adaptación de los trabajadores. Sin embargo este dilema no es novedoso, revisar la historia hace evidente que no es la primera vez que afrontamos grandes cambios económicos que en muchos casos trajeron notables mejoras en prosperidad. Sin embargo, la transformación presente se distingue por ser vertiginosa.

Anteriores oleadas de automatización hicieron desaparecer empleos tradicionales, rutinarios y exigentes en la agricultura o la industria. Las innovaciones tecnológicas actuales, y en particular la inteligencia artificial (IA) generativa, amenazan con ir un paso más allá, sustituyendo o alterando notablemente empleos creativos y cognitivos en los que hasta hace relativamente poco se pensaba que las personas teníamos ventaja comparativa frente a las máquinas. Además este brinco tecnológico puede, en algunos mercados laborales, ayudar a mitigar los retos y desajustes demográficos.

Por el momento, este argumento donde “la tecnología esta matando empleos” no parece estar marcando una tendencia significativa ni en el mundo ni en México: La tasa de afiliación al IMSS sino se incrementa notablemente tampoco se reduce y el desempleo (aunque de mala calidad) se encuentra en mínimos históricos, vivimos una situación prácticamente, de pleno empleo. Pero… tampoco se observan aún incrementos notables en la productividad derivados de tecnologías disruptivas.

Con lo anterior el reto parece estar en otro lado; cómo crear suficiente empleo formal de calidad. En consecuencia, los datos describen una situación de estancamiento laboral donde los potenciales beneficios y consecuencias de la transformación económica son aún inciertos. Lo que verdaderamente importa no es solo crear abundantes empleos informales, sino crear buenos empleos que garanticen una vida digna y con horizonte de mejora.

La creación de empleos formales de calidad debiera ser la prioridad del gobiernos, y debe atajarse de forma integral no sólo con incrementos al salario mínimo los buenos empleos generan círculos virtuosos en la salud, la cohesión social la seguridad. El gobierno tiene “con que” incentivar una mejora del mercado laboral. Es necesario abandonar las prácticas clientelares y enfocar prácticas y acuerdos entre sectores productivos y gobierno acelerar la innovación y el fomento de empresas productivas que ofrezcan buenos empleos, con salarios adecuados y condiciones laborales óptimas.La intervención estatal es vital. Más allá de incrementar el dinero a programas “estrella”  se trata de intervenir mejor. La ciudadanía apoya abiertamente medidas de intervención ambiciosas cuando estas alcanzan los objetivos prometidos. La adaptación del marco normativo laboral a un entorno donde las necesidades varían de forma constante será necesaria para este fin. Es necesario abandonar las ocurrencias legislativas.

Fotos: MVS Noticias, El Economista

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