“Las prisas anestesian el cerebro”

CARMEN SÁNCHEZ-SILVA Madrid

Marta Romo Directora general de BeUp y experta en neurociencia

Los datos son preocupantes: con solo tener el móvil en la mesa, nuestra capacidad cognitiva disminuye un 12%, la atención se fragmenta (tardamos apenas 47 segundos en dispersarnos) y necesitamos 23 minutos para volver a concentrarnos. Cada vez que nos conectamos a un dispositivo nos desconectamos del mundo, advierte Marta Romo, directora general de la consultora BeUp y experta en neurociencia. Atrapados en la velocidad, en la dictadura de los estímulos efímeros, el cerebro, que no está preparado para procesarlos, colapsa por agotamiento, se erosiona el pensamiento crítico y provoca el mayor aislamiento social de la historia. La pedagoga publica sus reflexiones en el libro Hiperdesconexión, editado por Roca Editorial, donde invita a ralentizar el ritmo de vida y eliminar compromisos de la agenda para reconectar con nuestros valores.

Pregunta. ¿Es la tecnología el enemigo número uno del cerebro?

Respuesta. No. La tecnología es un acelerador. El mayor enemigo es nuestro estilo de vida: la falta de presencia, las prisas. Ese modo de acortamiento de espacio y de tiempo nos pone en estado de alerta constante y buscamos salidas. Los dispositivos pueden ser una vía de escape ante la saturación mental que tenemos. La tecnología acelera el ritmo. Nos promete mayor productividad, pero es una falsa promesa porque el tiempo que nos regala lo estamos utilizando para hacer más cosas y más deprisa y eso nos está deshumanizando totalmente.

P. ¿Cómo podemos evitarlo?

R. Lo que sería realmente interesante es usar ese tiempo para tener más presencia, disfrutar de una buena conversación, aprender, investigar o pensar en el futuro. Para reconectar con nuestro propósito.

P. Pero, como usted dice, estamos tan agotados mentalmente que no podemos pensar en más cosas.

R. Esa frase que tantas veces oímos: “no puedo con mi vida” es la que me inspiró para escribir el libro. Tenemos un diálogo tremendo todo el rato. Se habla del fenómeno brain rot o podredumbre cerebral, de esa neblina mental, esa atención fragmentada, esa pérdida de memoria y de ese cansancio físico, mental y emocional. Estamos anestesiados. Y esto se retroalimenta con más consumo de entretenimiento vacío, ese vídeo, ese scrolling…

P. En su libro dice que hemos perdido capacidades cognitivas. Si seguimos así, ¿qué le puede suceder al cerebro?

R. Aún no lo sabemos. La investigación está en una fase muy inicial. Pero ya se observa en niños y adolescentes un empobrecimiento del lenguaje, mucha más dislexia y mayor retraso en el inicio del lenguaje. También se ha detectado el denominado efecto Flynn. Por primera vez en la historia las pruebas de cociente intelectual de las nuevas generaciones salen por debajo de las de sus padres. Es muy preocupante.

P. ¿Y por qué no se habla más de ello? ¿No deberían estar preocupados los gobiernos, las instituciones y las empresas?

R. Es verdad que algunos países como Australia o los nórdicos están limitando el acceso de los jóvenes a las redes sociales y esto está muy bien porque no están hechas para cerebros inmaduros. Pero detrás de todo esto creo que hay una reingeniería social. No interesa que estemos despiertos y nos cuestionemos las cosas. Vivimos movimientos mundiales limitantes; se legisla en nombre de la seguridad, se están eliminando muchas libertades y nadie se está quejando. De alguna manera interesa a los gobiernos, las multinacionales o las élites globalistas que estemos anestesiados. Está en su agenda.

P. En el libro critica el negocio de la autoayuda. ¿No tira piedras contra su tejado?

R. El desarrollo personal es importantísimo, pero se nos ha ido de las manos. Nos hemos ido a un extremo narcisista, donde apartamos a la persona que nos molesta, cuando realmente es la que nos ayuda a mejorar. Y las empresas cada vez piden más conferencias y formaciones sobre bienestar, que están muy bien, pero se necesitan cambios estructurales que lleven a trabajar de otra manera. El mundo ha cambiado.

Foto: LinkedIn

You cannot copy content of this page