Las vacaciones de verano gozaban de buena fama solían pasar muchas cosas; hoy conservan ese misterio pero no necesariamente es positivo para todos.
México un país de desigualdades de informalidad y pobreza laboral se convierten en un escenario para las sorpresas del verano; para algunos la primera oportunidad de trabajo quizás precario pero trabajo; para otros la oportunidad de vacaciones faraónicas. Hay hijas e hijos de la clase trabajadora que se estrenan en el mercado laboral antes incluso de haber dado su primer beso. El primer día de playa para algunos es, en realidad, su primer día trabajando en un restaurante.
Habrá que reflexionar también en el ocio del verano, esta idea un tanto olvidada por el activismo contemporáneo, quizá hoy cuesta trabajo recordar la última vez que en el verano sólo nos aburrimos y ya…
Cada vez son menos las familias que se permiten pasar “vacaciones largas”. Los colegios cierran por vacaciones y los padres empiezan a sufrir para equilibrar trabajo y vacaciones. La conciliación de las madres y padres trabajadores se convierte en un escape room del que solo se sale con el comodín de la inversión pública: enviar a los hijos con alguna familia o amigos que viven fuera, en el mejor de los casos; algún campamentos o cursos de verano si hay ahorros etc…
Las vacaciones no dan tregua a las dificultades cotidianas de la clase trabajadora en general.
Fotos: Imagenmedia Noticias, Mujer Ejecutiva